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martes, 2 de febrero de 2010

Corra e respire fundo


El ser humano actual heredó de sus ancestrales la agresividad. Los hombres antiguos tenían de ser agresivos para mantener la sobrevivencia. Esta fuerza viene del poder de la testosterona que da una gran capacidad de lucha y movimiento al hombre, más que a las mujeres. En ellas la victoria acontece por su increíble resistencia y por su perseverancia, aliadas a una capacidad extremadamente superior de sustentar el dolor y el sufrimiento. Pero, tenemos que entender que el mondo de hoy, a pesar de ser agresivo y violento, no exige más esta agresividad física heredada de nuestros ancestrales. El malo uso de la testosterona y de otros hormonios agresivos, cómo adrenalina, lleva el hombre a una completa disfunción orgánica, ya que él se tornó sedentario y no tiene más los peligros y enemigos para combatir.

El deporte

Los enemigos de hoy están en la cabeza: son inseguridades, que generan ansiedad y angustia. Por esto la importancia de los deportes y de las competiciones, para que él pueda canalizar la agresividad de una forma saludable y equilibrar su energía. El sedentario, cómo no utiliza esta energía en el deporte, es afectado de forma aguda y perniciosa por la violencia, que se vuelta contra él mismo y provoca un enorme desequilibrio en el organismo y toda la suerte de enfermedades, físicas y o profesionales -, pero, cuando la violencia ultrapasa un nivel conveniente, el ser humano se descontrola y pasa a causar daños a su salud.

El corazón

Unos de los órganos más afectados es el corazón. Podemos decir que la relación entre la agresividad y la salud del corazón es total, porque, cuando el hombre está nervioso, el musculo cardiaco recibe muchos estimulantes. Ellos son desnecesarios, ya que no va haber ninguno embate físico. El corazón sale, por lo tanto, de la zona de conforto y se agita sin necesidad, provocando un grave desgaste. Hay una relación muy profunda entre las nuestras emociones y nuestro corazón. Las emociones están localizadas en la parte del cerebro que pertenece al cerebro antiguo, que comanda nuestro musculo cardiaco. El descompaso emocional de cuando no controlamos la agresividad provoca un gran descontrole de nuestro corazón y puede llevar a arritmias graves.

La respiración

Por otro lado, el hombre posé dos herramientas extraordinarias para colocar su agresividad cómo aliada y no adversaria. Estas herramientas son el ejercicio físico, de que ya hablamos, y la respiración. La respiración es un portal magnifico para el nuestro sistema vegetativo, que trabaja sin nuestra interferencia para nos mantener vivos. No podemos mandar nuestro corazón latir más despacio, por ejemplo, pero, con una respiración profunda, usted tras tranquilidad y calma al organismo.  El importante es colocar oxigeno de forma más abundante y posible en el cuerpo. Él es el elemento apaciguador de toda su furia, el elemento catalizador de su mejor rendimiento. El hombre actual debe controlar la agresividad y hacerla rendir en forma de trabajo y resultado.  

Saludos y buen entrenamientos a todos.

Jeison Costa.

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